Detrás del aparente miedo al compromiso hay jóvenes que sí desean amar para siempre, pero no saben cómo lograrlo. La falta de formación afectiva, el ideal romántico y la presión social generan inseguridad y relaciones frágiles. Educar en el amor desde la infancia —con razón, sentimiento y voluntad— es clave para vivir el matrimonio como elección libre y plena. El noviazgo debe ser una etapa de discernimiento realista y honesto, no solo preparación para una boda. Amar es elegir al otro tal como es, y construir juntos un proyecto fiel, duradero y profundamente humano.